El sábado de Gloria, es también un día de silencio y meditación, llegada la noche se da principio a la vigilia pascual, verdadero momento culminante del Triduo Santo: La vigila Pascual es la noche santa de la Resurrección del Señor. En esta noche toda la iglesia espera velando la resurrección del Señor y la celebra en los sacramentos.
La Pascua del Señor; nos impulsa a ir hacia adelante, a superar el sentimiento de fracaso, quita la roca de los sepulcros en la que muchas veces ponemos nuestra esperanza, mira al futuro con confianza, porque Cristo ha vivido y cambiado el rumbo de la historia. Pero por eso, la Pascua del Señor nos devuelve al pasado de la gracia, llevándonos de regreso a Galilea, donde comenzó nuestra historia de amor con Jesús, donde Él fue llamado por primera vez. En otras palabras, nos pide que experimentemos ese momento, esa situación, la experiencia en la que nos encontramos con Dios, sentimos su amor y recibimos una nueva visión luminosa de nosotros mismos, de la realidad, del misterio de la vida.
Busquemos a Jesús. Encontrémoslo y adorémoslo donde nos espera. Revivamos el hermoso momento en que, encontrándolo vivo, lo confesamos como Señor de nuestra vida. Volvamos a la Galilea, la Galilea del primer amor. ¡Que cada uno vuelva a su Galilea, al primer encuentro, y resucitemos a una vida nueva!
San Agustín nos anima a tener siempre presente este mensaje del pregón, porque es un mensaje de esperanza y nos habla de la victoria de la luz sobre las tinieblas. Seguidamente de las lecturas continuo la bendición del agua y la renovación de las promesas bautismales.
Y Finalmente una celebración porque se cumplieron las promesas de Dios, por restaurar su amistad con la humanidad y otorgar la salvación.
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