SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIĆN
- Parroquia Sant Francesc de PĆ ola
- 15 oct 2019
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Actualizado: 7 oct 2020
Con el Bautismo y la EucaristĆa, el sacramento de la Confirmación constituye el conjunto de los "sacramentos de la iniciación cristiana", cuya unidad debe ser salvaguardada. Es preciso, pues, explicar a los fieles que la recepción de este sacramento es necesaria para la plenitud de la gracia bautismal. En efecto, a los bautizados "el sacramento de la Confirmación los une mĆ”s Ćntimamente a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del EspĆritu Santo. De esta forma quedan obligados aĆŗn mĆ”s, como autĆ©nticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras"

En el Antiguo Testamento, los profetas anunciaron que el EspĆritu del SeƱor reposarĆa sobre el MesĆas esperado (cf. Is 11,2) para realizar su misión salvĆfica (cf Lc 4,16-22; Is 61,1). El descenso del EspĆritu Santo sobre JesĆŗs en su Bautismo por Juan fue el signo de que Ćl era el que debĆa venir, el MesĆas, el Hijo de Dios (Mt 3,13-17; Jn 1,33- 34). Habiendo sido concedido por obra del EspĆritu Santo, toda su vida y toda su misión se realizan en una comunión total con el EspĆritu Santo que el Padre le da "sin medida" (Jn 3,34).
Ahora bien, esta plenitud del EspĆritu no debĆa permanecer Ćŗnicamente en el MesĆas, sino que debĆa ser comunicada a todo el pueblo mesiĆ”nico (cf Ez 36,25-27; Jl 3,1-2). En repetidas ocasiones Cristo prometió esta efusión del EspĆritu (cf Lc 12,12; Jn 3,5-8; 7,37-39; 16,7-15; Hch 1,8), promesa que realizó primero el dĆa de Pascua (Jn 20,22) y luego, de manera mĆ”s manifiesta el dĆa de PentecostĆ©s (cf Hch 2,1-4). Llenos del EspĆritu Santo, los Apóstoles comienzan a proclamar "las maravillas de Dios" (Hch 2,11) y Pedro declara que esta efusión del EspĆritu es el signo de los tiempos mesiĆ”nicos (cf Hch 2, 17-18). Los que creyeron en la predicación apostólica y se hicieron bautizar, recibieron a su vez el don del EspĆritu Santo (cf Hch 2,38).

"Desde [...] aquel tiempo, los Apóstoles, en cumplimiento de la voluntad de Cristo, comunicaban a los neófitos, mediante la imposición de las manos, el don del EspĆritu Santo, destinado a completar la gracia del Bautismo (cf Hch 8,15-17; 19,5-6). Esto explica por quĆ© en la carta a los Hebreos se recuerda, entre los primeros elementos de la formación cristiana, la doctrina del Bautismo y de la la imposición de las manos (cf Hb 6,2). Es esta imposición de las manos la que ha sido con toda razón considerada por la tradición católica como el primitivo origen del sacramento de la Confirmación, el cual perpetĆŗa, en cierto modo, en la Iglesia, la gracia de PentecostĆ©s".
Muy pronto, para mejor significar el don del EspĆritu Santo, se aƱadió a la imposición de las manos una unción con óleo perfumado (crisma). Esta unción ilustra el nombre de "cristiano" que significa "ungido" y que tiene su origen en el nombre de Cristo, al que "Dios ungió con el EspĆritu Santo" (Hch 10,38). Y este rito de la unción existe hasta nuestros dĆas tanto en Oriente como en Occidente. Por eso, en Oriente se llama a este sacramento crismación, unción con el crisma, o myron, que significa "crisma". En Occidente el nombre de Confirmación sugiere que este sacramento al mismo tiempo confirma el Bautismo y robustece la gracia bautismal.