Del 29 de abril al 1 de mayo un grupo de feligreses de la parroquia San Francisco de Paula fueron de peregrinación al santuario de Lourdes. Lugar donde en el año 1858 hubo una de las apariciones marianas más conocidas de la historia. La Virgen María apareció a lo largo de seis meses, en dieciocho ocasiones a Bernadette, hija de una familia muy pobre y que en el momento de las apariciones tenía 16 años de edad. La Virgen la transmite el mensaje de: agradar con sus obras a Dios y a la Virgen, ofrecer nuestros sufrimientos y enfermedades por la conversión de las almas.
Empezó la peregrinación con la celebración de la santa misa en la parroquia presidida por nuestro párroco, después se inició el viaje, el cual dio la posibilidad de compartir en el diálogo, la oración entre los feligreses, logrando así un ambiente de fraternidad que diera su plenitud durante los días en el santuario. La llegada a Lourdes fue a media tarde, dando tiempo para dejar las maletas en las habitaciones, cenar y acto seguido asistir la procesión de antorchas con el Santo Rosario, la cual coincidió con una fuerte lluvia, pero a pesar de ello nadie se hizo atrás y participaron de la procesión.
Al siguiente día, a primera hora de la mañana, se asistió a la Misa Internacional en la Basílica subterránea de San Pío X. Junto a peregrinos de todo el mundo, se celebró el día del Señor y donde se pudo vivir la universalidad de la santa madre Iglesia. Una vez finalizada la celebración de la Eucaristía, bajo una débil lluvia, se realizó el Vía Crucis en la pradera del santuario con profundo silencio y a la escucha, en cada una de las estaciones, de las reflexiones que se realizaban, las cuales eran en relación a la vida de Santa Bernadette. Después hubo tiempo libre para la oración y recorrer el santuario buscando lugares de recogimiento donde poder también prestar atención a aquello que la Virgen nos quisiera transmitir durante la peregrinación. A la tarde también se participó de la Procesión Eucarística, momento muy especial, de adoración al Señor que ayudó a un tiempo de silencio donde entrar en diálogo con Él y depositar todas aquellas intenciones que se llevaban en el corazón de cada uno de los peregrinos. A la noche la procesión de antorchas se pudo vivir sin lluvia, lo que permitió contemplar una panorámica preciosa con las antorchas que llevaban los fieles.
La última jornada, día de la fiesta de San José Obrero, antes de regresar a Barcelona, hubo una visita guiada donde se visitaron las calles de Lourdes hasta llegar la casa de la familia Bernadette. Al regresar de la visita, se celebró la santa misa en la capilla de San Maximiliano Kolbe oficiada por nuestro párroco donde en la homilía alentó a guardar en el corazón todo lo vivido estos días en Lourdes. Al acabar la misa también hubo bendición del agua y los objetos religiosos.
Para finalizar la peregrinación toda la feligresía fue a la gruta de las apariciones y despedirse de nuestra Madre para emprender rumbo a casa.
Damos gracias a Dios por el viaje y rezamos también por los frutos que puedan brotar de la peregrinación.
Virgen de Lourdes rogad por nosotros .
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